ODA A LA ASUNCIÓN
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Al cielo vais, Señora,
y allá os reciben con alegre
canto.
¡Oh quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte
santo!
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De ángeles sois llevada
de quien servida sois desde la
cuna,
de estrellas coronada:
¡Tal Reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca
luna!
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Volved los blancos ojos,
ave preciosa, sola humilde y
nueva,
a este valle de abrojos,
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de
Eva.
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Que, si con clara vista,
miráis las tristes almas desde el
suelo,
con propiedad no vista,
las subiréis de un vuelo,
como piedra de imán al cielo, al
cielo.