domingo, 25 de marzo de 2012

OCÉANOS DE AMOR (Fabiana Piceda)

DOMINGO 25-MARZO-2012
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 OCÉANOS DE AMOR
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. De tu esencia Señor confluyen puras
aguas vivas de océanos de amor,
las que sanan tristezas y dolor,
las que pueden calmar las desventuras.
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Si me cubres con ellas van seguras
mis acciones y ya no habrá temor,
sumergiéndome en cada resplandor
de tus rayos, caricias tan seguras.
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Del hombre borras toda su maldad.
No se puede escapar de tu sapiencia,
en tus manos habita la verdad..
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A tu lado no existe la dolencia,
tampoco la injusticia y soledad.
Océanos de amor en tu presencia.

domingo, 18 de marzo de 2012

¿QUÉ CEGUEDAD ME TRATO A TANTOS DAÑOS? (Lope de Vega)

DOMINGO 18-MARZO-2012

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¿Qué ceguedad me trato a tantos daños?
¿Por dónde me llevaron desvaríos,
que no traté mis años como míos
y traté como propios sus engaños?
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Oh puerto de mis blancos desengaños,
por donde ya mis juveniles bríos
pasaron como el curso de los ríos,
que no los vuelve atrás el de los años.
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Hicieron fin mis locos pensamientos;
acomodóse el tiempo a la edad mía,
por ventura en ajenos escarmientos.
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Que no temer el fin no es valentía,
donde acaban los gustos en tormentos
y el curso de los años en un día.

domingo, 11 de marzo de 2012

MUERTE EN CRUZ (Fabiana Piceda)

DOMINGO 11-MARZO-2012
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MUERTE EN CRUZ
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Muerte en cruz, al igual que los ladrones,
muerte santa dadora de la vida,
sacrificio valiente que en perdones
nos regala la savia prometida.
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¡Oh Señor! Por tus llagas son sanadas
las ofensas, sintiéndonos salvados,
tus heridas, punzantes, ultrajadas,
manan sangre que cubren los pecados.
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Yo te adoro, cantando un himno nuevo,
alabando tu entrega redentora,
me proteges de todas las condenas.
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Y muy dentro las penas sobrellevo,
confiando en tu promesa salvadora,
la que rompe por siempre las cadenas.
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domingo, 4 de marzo de 2012

ME BASTA DIOS (R. V. Osende, O.P.)

DOMINGO 4-MARZO-2012
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Me basta Dios: solo este pensamiento
de tal manera el corazón me llena,
que toda dicha a su dulzura ajena,
es causa para mí de más tormento.

En la infinita plenitud que siento
ni el bien me halaga, ni el dolor me apena;
pues nada ya el espíritu encadena
que en sólo Dios ha puesto su contento.

Todo lo estima como inmundo lodo
el alma que de Dios está tocada,
porque en su amor inmenso transformada

sólo vive de amor; y de este modo,
en Dios y para Dios, lo quiere todo,
sin Dios y para sí, no quiere nada.

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