CUANTAS VECES…
Cuántas veces a nuestra puerta vienes
a ver si nos sobrara una cosilla,
mas no abrimos. Corremos la mirilla
y sin abrir nos vamos. Son desdenes
que no merece nadie y menos quienes
por ser pobres no tienen una orilla
donde agarrarse puedan. Se mancilla
a Aquel que tuvo espinas en sus sienes.
Cuando sufre cualquier necesitado
y viene a procurarnos nuestra ayuda,
con él también nos llega de su lado
y sobre eso no tengo ni una duda,
quien por el hombre fue crucificado,